Pa'l Norte 2022: sin cigarros y como terminé un Stand Up de Julian Casablancas
- Explosión Visual
- 13 abr 2022
- 4 Min. de lectura
Definitivamente llega una edad donde ir a un festival en camión ya no puede ser una opción, menos si son 12 horas de viaje, pero bueno, aún así nos aventuramos a hacerlo pues salió de último momento y la pobreza nos respiraba en la nuca como para comprar un vuelo de un día para otro, así que la vieja confiable fue irnos en un tour (gracias RockTours y HologramaTours).

Llegamos a Monterrey, corrimos por nuestras pulseritas de medios, nos bañamos y comenzó la aventura:
Día 1: ¿Cómo que no aceptan tarjeta?
Como andaba a la carrera, llegué y lo primero que hice fue querer comprarme una chela pues tenía mucha sed y “neh”. Debo aclarar que era mi primer Pa'l Norte entonces desconocía que no había cashless y que todo era puro efectivo, quedé. Ahí andaba pidiendo efectivo prestado porque aparte andaba toda perdida-perdida, no sabía dónde estaban los cajeros y lo que quería era ya disfrutar de las bandas.
Con chela en mano empecé a pasearme, escuché a lo lejos a Javier Blake, fui un ratito a los Caligaris, andaba buscando a mis amigos pero pues AT&T es conocido por hacernos la jugada y no jalar en los festivales, así que me volví a perder. Vi a Camilo VII de lejitos echada en una lomita del Fusion Telcel, que debo decir que eso tiene chido el Parque Fundidora a comparación del Foro Sol/Autódromo, hay mucha lomita con pasto para echarte a gusto. Después conocí a diosito, me dieron a probar el sacro santísimo Chicharrón de La Ramos y puedo decir que desde que lo probé mi vida cambió, justo lo que necesitaba para continuar en esta travesía.
Fuimos a ver C. Tangana una vez más, para después quedarnos y echar el perreito con Sech, más chelitas, más chicharrón, volvernos a tirar a la loma para escuchar Porter con los ojitos cerraditos y disfrutar de Moctezuma de fondo.
Ya andaba bien cansada pero de esquina a esquina nos fuimos hasta el escenario Oasis para echar más perreo con Tokischa y mover la colita con “yo soy una perra en calorrrrr”. Debo decir que después de su show mis rodillas ya estaban rechinando peor que escaleras de metro y me rendí amistades, me fui a dormir para recargar energía y ahora si aguantar el 2do round.
Día 2: Me tiraron mis cigarros
Después de desayunar taquitos de chicharrón pues me obsesioné; corrí al camión a dejar mi maleta y después al Oxxo para intentar sacar dinero (nop, no se pudo) y comprarme unos cigarritos. Hice muy feliz mi fila para entrar al festival y zaz, tiraron mi cajetilla nueva. Yo bien indignada pues quería contaminar mis pulmones, no sabía qué onda, pero ya después unos amigos me “chismearon” que era por el “covid”. O sea, no te preocupes porque no hay lavamanos afuera de los baños, preocúpate por los cigarros porque con eso exhalan covicho. En fin, como siempre en todas partes la gente sabe cómo pasarlos clandestinamente y ahí adentro se logró (ups).
Desde tempranito nos fuimos a escuchar a Sen Senra, hacía mucho sol, me arrepentí de no haberme llevado mi bloqueador porque me andaba achicharrando. Después del show de Sen me fui a formar casi por una hora al cajero de “Hey, Banco” porque solo había 2 en todo Fundidora y pues obvio toda la razita que no alcanzó a ir a un cajero afuera pues ahí andábamos de mensos formados.
Con dinero en mano y una chelita, a correr a ver a Esteman (show hermoso, lo amo) luego dimos el rol por todo el parque, escuchamos de lejitos el perreo de Flaca, otra vez me perdí buscando los baños; porque una cosa es ya saberte de memoria donde están los baños en el Foro Sol, pero localizar los baños en un lugar nuevo es otro pedo. Después volvimos a la anteriormente mencionada lomita del escenario Fusion Telcel para escuchar a Love of Lesbian desde la comodidad del pastito, escondiendo el cigarrín de seguridad porque luego se ponían intensos.
Debo decir que algo que me gusto mucho del Pa’l Norte es lo grande que es el Parque Fundidora y la cantidad de escenarios que tienen, de verdad no podía identificarlos todos en tan poco tiempo. Fui al Acústico Hey, Banco para ver un ratito de Gepe y de Dorian. Luego correr al Club Social para escuchar a Bizarrap que ¡oh dios! estaba llenisimo, se salía la gente de la carpa, pero valió la pena escuchar (aunque ni veía nada) las joyitas de Nathy Peluso, Residente, Snow, etc. Me sofoqué y decidí mejor ir al escenario Oasis porque quería ver a L-Gante y ¡uffff! de mis shows favoritos, gritar “L-GANTE KELOKE” a cada rato me dio la vida que no tengo.
Otra vez de esquina a esquina corrí al Tecate Original donde tocaba Guaynaa y estaba atascadisimo, quizás porque antes de él estaba lleno de todos los que fueron por Simple Plan y seguían atrapados ahí. Yo me quedé sentadita a lo lejos perreando desde el pasto.
Justo cuando empezó “Cumbia a la Gente” me levanté para irme al escenario principal Tecate Light y ver a The Strokes, que pues aquí diré una metáfora muy personal. Querer ver a The Strokes es querer verte con tu ex cuando crees que ya cambió y nel. Así es con Juliansito amigues. Se sabía desde su show en el Corona Capital que pues ese bato ya no le gusta dar show y solo es el tio incomodo con camisa hawaiana que anda borracho en las piñatas. Se tardó en salir, se reía como un intento de Joker, salió con el icónico “perdón por no ser una banda como Maroon 5”, tocó menos de lo esperado y yap, o sea, escuchar Juicebox siempre es bonito, un grato recuerdo de la pubertad, pero le recomiendo a usted querido lector si es que llegó hasta aquí, que si va a ver a The Strokes en algún momento de su vida, pues no se forme para estar hasta enfrente por horas, quédese de lejitos, sentado, pa’ que no se decepcione tanto o no le de coraje.
Y bueno, se acabó, llegué a mi camión, cansada y lista para sobrevivir otras 12 horas para volver a CDMX.
¿Moraleja? Compren avión, escondan sus cigarros, lleven efectivo, bloqueador y coman mucho chicharrón de La Ramos porque no se arrepentirán. Nos vemos en 2023. 📝Taide Estivali
Comments