Una tarde bohemia con el ruso más argentino.
- Explosión Visual
- 11 jun 2022
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Domingo por la tarde, después de una semana de estrés, asistí al concierto de, Conociendo Rusia, en el Lunario del Auditorio Nacional, toda la atmósfera que envolvía al coloso de Reforma estaba impregnada por tintes cafetaleros, puesto que el Cafeta se presentaría esa misma noche en el Auditorio, en aquel momento nadie a excepción del público de Mateo conocía Rusia.

El pequeño recinto estaba adornado por unas mesitas y luces tenues que le daban un matiz al lunario cual si fuese un íntimo café de aquellos que pululan en la Condesa o la Roma. En el escenario únicamente se vislumbraba un piano y una guitarra, ambientados cual sala de estar, esto disparaba aún más la intimidad que cobijaba la tarde bohemia que se avecinaba.
Llegando el anhelado momento, saltó Mateo Sujatovich al escenario, el público lo recibió entre aplausos y sin decir una palabra, se postró ante el piano, dando comienzo al recital. Mientras tanto, una indómita luz azafranada iba envolviendo al cantante y a su instrumento, quienes comenzaban su complicidad al hacer sonar los primeros acordes del tema Disfraz.
Aquella tarde sucedió lo impensable, puesto que más temprano que tarde fue cuando una melodía nos vino a buscar, así que, buscando otra oportunidad, “El Ruso” se puso de pie para tomar entre sus brazos a su compañera de mil batallas, una Gibson negra de la cual echó mano para poner a todo el público presente a corear:
“Quiero otra oportunidad
Algo que nos haga flashear
Espero que esta vez no sea en vano”
Así la tarde comenzó a envejecer al lado de Mateo, sin embargo, esta no fue la única en hacerle compañía… El David Aguilar hizo cumbre a su lado en aquella Montaña Infinita y al descenso, se encontró con la presencia de Daniela Spalla en la esquina de Cabildo y Juramento.
Al verse nuevamente de cara con la soledad, el cantante lanzó un grito desesperado al cielo, cual Loco en el desierto, anhelando que su musa acudiera al llamado, pues tenía tantas Cosas para decirle, al final ella brilló por su ausencia, dejando que Mateo acabara el concierto con una canción de amor como su recuerdo.
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